1993. El país se hunde en el neoliberalismo mas salvaje. Es el año del desguace: la venta de YPF, la transformación del sistema jubilatorio en las AFJP, la privatización de SOMISA a manos de Techint.
1993. La casa tomada de calle 69, en la laberíntica ciudad de La Plata, empieza a ser el punto de encuentro de una banda de rock, un rock muy básico y duro, con una fuerte influencia punk. Sus integrantes, son cuatro amigos en plena efervescencia adolescente, en plena rebeldía desatada: los hermanos Vázquez, guitarristas de oído sin mayor formación musical; José Fraire, quién durante el exilio de sus padres en la lejana y fría Suecia fue rebautizado como Chempes –en honor a Mario Alberto Kempes; y Miguel estudiante de periodismo, bostero rabioso, fanático de los Sex Pistols. "Chempes 69" el nombre de la banda que debutaría aquel verano en el desaparecido “El Bar” de calle 7 y 47 y que llegó a juntar un centenar de espectadores en su ultimo show en “Zeppelin”. Miguel escribía letras delirantes, emulaba a Sid Vicius. Cantaba de espaldas al público, algunos creían que lo hacía como homenaje a Jim Morrison; otros que eso era producto de cierta timidez. Miguel canta:
“A esta mierda digo no.
Algun dia venceremos,
cada cual se va a ocupar
de que todo salga bien
si, ya se, yo te entiendo,
hagámoslo ahora.
El mañana es nuestro.
Estamos vivos, tenemos oíos .
Hemos crecido, sabemos pensar.
Ya me parecía a mi
Que la vida no era así.
El futuro es nuestro”.
1993. Seis provincias se quedan sin ferrocarriles. Se aprueba la Ley Federal de Educación: una ley para profundizar las diferencia sociales, una ley que introduce la educación como variable en el mercado.
1993. La casa tomada de calle 69 donde vive Miguel recibe universitarios del interior con muy pocos recursos; gente que si tenía que pagar un alquiler, no comía. También había punks y rollingas. La casa era una fiesta casi todo el tiempo. Toda gente joven; ninguno más de 25 años. Miguel no tenía un mango pero no dejaba de ir un solo domingo a ver a Boca. Un día llegó a presentar un pedazo de cartón de tetra-bick como ticket para entrar a la bombonera. Lo sacaron a patadas.
Una madrugada no se podía dormir: el partido de Rico pintaba todos los árboles de la ciudad con cal. Él dijo: “no voy a permitir que en mi cuadra hagan esto los fachos”. Salió a las tres de la mañana con un cepillo y limpió todos los árboles de la cuadra. Sus amigos lo describen como un
pibe sufrido, de barrio, que chorreaba solidaridad por todos lados. La Universidad le importaba un pito pero le servía para su formación política. Y para jugar los míticos torneos de futbol de periodismo con su equipo “La Resaca”, en los terrenos donde hoy se erige el moderno Estadio Ciudad de la Plata. Cristian Alarcón recuerda a Miguel: “solía caminar en zigzag en grandes patios llenos de rock cuando éramos universitarios y estudiábamos periodismo en lo que llamábamos la Escuelita. Solíamos escaparnos irresponsablemente de las clases aburridas para seguir el ritmo de la ciudad donde en esa época los pibes no querían dormirse y todo devenía en festejo, ruidos de baterías punkies, cierta nube de precoz desesperanza mezclada con la candidez y la virginidad más desenfadada que haya conocido”.
1993. El ex Intendente Carlos Grosso es procesado y, al llegar a Tribunales, insultado por varias personas. El Presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Pierri, es acusado de haber pedido favores especiales a directivos de la empresa Gas Natural. La Cámara Federal absuelve a Amira Yoma, involucrada en el lavado de dólares El Ministro del Interior Gustavo Béliz renuncia a su cargo, denunciando que está “dentro de un nido de víboras”. Es reemplazado por Carlos Ruckauf.
1993. Un habitante de la casa tomada de calle 69, ingresa desprevenido y se encuentra a una mujer de la cuadra con sus dos hijos, escondidos en la casa, refugiados. Tenían mucho miedo. Vivían con un lumpen que andaba de caño. Cuando Miguel vio que la empezaba a cagar a palos, le puso un botellazo en la cabeza que le arruinó la cara. Uno de esos pibitos, ahora está siempre en las marchas, en los cortes de ruta. Algo de Miguel quedó en las luchas. Una vez lo vieron a Miguel subirse a un taxi con su novia Carolina y sus dos perros, Dago y Magui. El tachero se quería morir, pero igual los tuvo que llevar. En las marchas por Miguel los dos perros iban adelante, como sabiendo que, de alguna manera, ahí estaba su dueño.
1993. Se estrena la película Tango Feroz donde se cuenta la vida del mítico Tanguito y los comienzos del rock nacional. El film genera records de audiencia y es visto por mas de un millón de personas. Carlos Bianchi asume como técnico de Vélez y sale campeón del torneo Clausura.
1993. El resto de la historia es conocida. El allanamiento ilegal a la casa de calle 69. Miguel dirigiéndose sólo a la Comisaría Novena que coordinó ese operativo, para formular una denuncia penal contra los mismos policías. La furia de los uniformados, expresada en un nuevo y mas violento allanamiento. Miguel visitando por ultima vez a su madre. La bicicleta de Miguel abandonada en las orillas del Río de la Plata. Rosa deambulando por las comisarías donde se negaban a tomarle la denuncia y le daban falsas indicaciones. Las primeras sospechas de los compañeros de estudio de la Escuela de Periodismo y Comunicación Social. La conformación la Comisión de Familiares, Amigos y Compañeros de Miguel. Las movilizaciones con miles de personas, impulsadas por el conocimiento periodístico de los compañeros de Miguel que lucharon para mantenerlo presente en los medios. La instrucción penal a cargo del juez Amilcar Vara, que burlonamente no se cansaba de repetir “sin cuerpo no hay delito”, negándose a investigar a los policías. La lucha de Rosa. El cambio de juez. Las condenas a prisión perpetua del Subcomisario Walter Abrigo y del Sargento Primero Justo Lopez, ambos del Servicio de calle de la Comisaría Novena.
Esta semana se cumplieron 20 años de la desaparición de Miguel Bru. Como dice León Gieco, cantante y padrino de la Asociación que lleva el nombre de Miguel, “todo está guardado en la memoria, espina de la vida y de la historia. La memoria pincha hasta sangrar a los pueblos que la amarran y no la dejan andar libre como el viento”.
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