CRITICA PENAL
Bienvenid@s al primer programa de radio para pensar y discutir el sistema penal.
Producido por docentes universitarios, alumnos y periodistas, pretende ser un espacio abierto a la participación colectiva.
Todos los Jueves de 21 a 23hs, por FM 88.7 de la Azotea, Mar del Plata, Argentina
- www.radiodelaazotea.com.ar -
Escribinos a criticapenal@gmail
Follow @criticapenal
martes, 24 de agosto de 2010
Editorial del Programa 15. La explotación sexual de mujeres y el delito de Trata de Personas
María vivía en un barrio pobre de Paraguay. Era la segunda de seis hermanos. Tenía 16 años cuando decidió marcharse de su casa. Un matrimonio amable se presentó en su humilde casilla después de que ella, apoyada por su mamá, llamó por un anuncio que ofrecía trabajo, en Mar del Plata, para hacer tareas hogareñas, con cama adentro. Una semana después, juntó algunas cosas en una mochila y se despidió, con los ojos cargados de lágrimas, de sus hermanitos y de su mamá. Les prometió que los llamaría y que les enviaría algo de dinero cuando cobre su primer sueldo. Roque la pasó a buscar y juntos tomaron un colectivo que cruzó la frontera.
Esta vez fue engaño, pudo ser secuestro. El modo de operación de las redes de trata suele repetirse: sacan ventaja de una situación de vulnerabilidad y necesidad, hay mentiras o violencia, luego el traslado, la pérdida de identidad, el sometimiento y la esclavitud sexual. Les quitan sus documentos y pierden sus nombres. María, dentro del privado de la calle Ayolas, en el puerto de Mar del Plata, pasó a llamarse Nicole.
Vino a Mar del Palta y no conoció el mar. Las caricias le dan asco. La droga hace más pasajeras las horas de encierro, los besos de lujuria sobre su piel la estremecen de odio. Pero debe callar. Ella está amenazada, le aseguran que irán por sus hermanas si intenta escaparse. María, que era Nicole en el privado de Ayolas, se leía en un diario que anunciaba una paraguayita recién llegaba. Ya casi no tenía lágrimas por derramar.
Pasaron dos años. Había cumplido los 18 encerrada en un sótano. Nadie se acordó de su cumpleaños. Ella perdía por momentos la noción del tiempo. En febrero se montó un allanamiento en el prostíbulo. María, y sus compañeras, estaban en ropa interior. Escuchó las puteadas de quienes estaban a cargo. Se esperanzó con un rescate. Sin embargo, nadie le pidió que declarara, ni sus datos. Quedó librada a su suerte.
Le dijeron que había personas de una oficina que rescataba a las víctimas, pero que era mayor de edad y que nada podrían hacer.
Si bien no hay números oficiales, se estima que son cerca de 400 los privados que existen en Mar del Plata, donde son explotadas sexualmente casi 4000 mujeres. Muchas de ellas son víctimas de redes de trata. Cada año, se denuncia en el país la desaparición de cerca de medio millar de jóvenes. Ellas, en su mayoría adolescentes, son reclutadas por las redes de prostitución y convertidas en esclavas sexuales. Pero el círculo no se cierra fronteras adentro. En privados de la ciudad las jóvenes rescatadas son, en un mayor número, paraguayas y dominicanas. El engaño, las amenazas y hasta la violencia se conjugan con la vulnerabilidad de las víctimas, cuya situación social y económica las obliga a buscar nuevos horizontes, lejos de sus casas, sus afectos, en lugares cerrados donde las caricias valen dinero.
En el verano del 2010 estalló una denuncia penal y pública de la fundación Alameda que reinstaló con fuerza la problemática. El intendente Gustavo Pulti reconoció que nada se estaba haciendo desde el Municipio al respecto. La organización de distintas entidades sociales, políticas y de género, junto con la iniciativa de algunas concejales, permitió instalar el debate en el recinto del Concejo Deliberante. Se aprobaron dos ordenanzas, una para quitar habilitaciones a wiskerías y cabarets donde se explotan mujeres, y otra de asistencia a las víctimas en situación de trata. Hace tres meses esperan ser promulgadas por el Ejecutivo municipal.
María, la paraguayita, que es Nicole dentro de los prostíbulos, soñaba con terminar de estudiar en la escuela secundaria. Encontrar un buen muchacho que la ame y ella pueda amar. Soñaba con ser maestra y criar a su familia, lejos de las miserias que a ella le tocó vivir.
Fantaseaba con una vida feliz, con abrazos, con esfuerzos y con reconocimientos. Ahora sabe que las únicas fantasías en esta historia son las que anuncian los clasificados de los diarios y las publicidades de los privados. Sus fantasías se desvanecieron hace ya muchos meses, hoy sólo es obligada a cumplir fantasías ajenas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario