CRITICA PENAL


Bienvenid@s al primer programa de radio para pensar y discutir el sistema penal.

Producido por docentes universitarios, alumnos y periodistas, pretende ser un espacio abierto a la participación colectiva.

Todos los Jueves de 21 a 23hs, por FM 88.7 de la Azotea, Mar del Plata, Argentina
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jueves, 5 de septiembre de 2013

Editorial 5° Programa

Un lugar, muchos lugares.
            Una noche cualquiera, 
                               una noche más.
Comienza a caer el sol, ocultándose entre las montañas. Las luces comienzan a encenderse a lo largo de las calles y casas. Personas y animales comienzan a refugiarse de la noche. Los ruidos a desaparecer. Los vértigos y bullicios del día, empiezan a ceder… La ansiada calma promete tener inicio.
Las programaciones y planes del mañana emprenden su llegada, buscando darle forma y lugar a cada uno de ellos.
Finalmente la cabeza y el cuerpo descansan sobre el lecho que mejor le sienta.
Las preocupaciones quedan a un lado, los sueños se hacen dueños del momento, del lugar…nada molesta, nada estorba, todo sobra… mañana será otro día.

La paz reina en el lugar. 
                   La ansiada paz, 
                                      reina en el lugar…

Estrepitosas explosiones. Gritos. Llantos. Tiros. Golpes. Gritos. Llantos. Fuego. Miedo. Gritos. Llantos…El lugar inundado de horror.

No era una noche cualquiera, 
                      no era una noche más.
                                    Ya nadie descansa, 
                                                      ya nadie sueña…
           
No descansa el sirio que se encuentra asechado por las fuerzas globales del “primer mundo” que, en manos de un presidente, galardonado por su compromiso con la paz mundial, arremete y amenaza con concretar una nueva y cruenta guerra. Una que al igual que en el pasado, y no tan lejano, sino en el de todos los días, quita sueños y vida a millones de seres.
Un sirio que verá pasar su destino por la decisión de un grupo de fulanos al otro lado del mundo, uno que ni siquiera conoce.
Un sirio que sólo sabe de Allah, más no de reparticiones por ganancias derivadas del petróleo, ni tampoco de deuda externa.
Una víctima más a la que la palabra “paz” ni siquiera le suena….
Pero tampoco descansa un ciudadano brasilero que vive en la favela y es amedrentado constantemente por los ataques de la policía, que en honor al  “orden”, arremete a diestra y siniestra contra todo.
Un brasilero que sufrirá las consecuencias de la asediante y crítica mirada internacional, al momento de producirse el “jogo bonito”.  Un brasilero que será objeto de represalias y controles constantes, invasivos, dolorosos, duros…
Uno que de “paz” tampoco conoce mucho…
Ni descansa un argentino que vive en una villa del Gran Buenos Aires, que se enfrenta cada noche al riesgo real de que la bonaerense, la prefectura, gendarmería o quien sabe quién, resuelva ingresar al barrio, armado hasta los dientes, buscando dar combate al delito, cual spot publicitario…
Un villero que se enfrenta todos los días en una lucha inquebrantable contra “las fuerzas del orden” que poca paz le dan a su existencia.
Un villero que además, libra otra batalla: contra el prejuicio de la “gente bien” que lo denosta y segrega cada vez que puede.     
Un argentino, que tampoco sabe de la “paz”…

Es que entonces, al final, 
                     quién descansa? 
                                   Quién sueña?
                                       Quién alcanza la ansiada paz que prometía la noche?

Es irónico que muchos de los que exigen la “paz” para, por ejemplo, el sirio de nuestro relato, no lo hagan también para el villero o el carioca. Es que acaso no sufren también la violencia del Estado? Acaso no son también víctimas de la guerra emprendida por el Estado?
Una batalla que nosotros mismos fogoneamos para que suceda. Una que no nos altera, una que pareciera, no logra llegar hasta nuestras entrañas, como si fuera menor, como si no fuera violenta. Como si con ella no se destruyeran sueños y vidas…
La “lucha contra el crimen”, no es más que eso: una guerra. No vale engañarse. Asistimos todos los días a una sangrienta batalla a la vuelta de la esquina. Una en la que intentan convencernos tenazmente todos los días los medios de comunicación, de que el “malvado” es el joven villero que lleva el arma, y ante el cual el Estado y sus “fuerzas del orden” actúan como héroes para defendernos…
En realidad, un villano disfrazado de héroe.
Un estado todopoderoso, que viola derechos y quita sueños a algunos, sólo a algunos. Pero lo que es aún más grave es que lo hace con el consentimiento de muchos, con el apoyo de los que prefieren mirar para otro lado…

Si la paz es sólo es para algunos, no es paz.
                                                         Entonces, ya nadie descansa, 
                                                                                           ya nadie sueña…

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