El final es en donde partí.
Proponer un editorial autorreferente adquiere un significado propio.
El editorial de hoy no aborda ningún aspecto del sistema penal, sino que habla de nosotros, de los que hicimos Critica Penal.
Entonces,
proponer un editorial autorreferente, adquiere un significado propio:
importa abrir la puerta a la intimidad de este programa de radio, para
que vean lo que sucede en su interior todos aquellos que compartieron
desde afuera este espacio, porque son aquellos que nos acompañaron en
este camino.
El final es en donde partí.
En 2010
Natalia tuvo un sueño, uno de esos sueños imposibles que solo sueña Natalia,
Juan lo transformó en una idea concreta y le asignó un nombre propio,
Andrea le imprimió “espíritu de radio” y permitió su alegre materialización,
Lucía lo organizó con coherencia, creatividad y sentido de pertenencia,
Victoria lo sensibilizó sumando con solidaridad y multiplicando con esperanza,
Diego lo moldeó con inteligencia, humor corrosivo y una voz pensante
Lucho lo reconvirtió en realidad atacando con el arte.
Anahí lo operó con precisión quirúrgica
En 2011
Eduardo condujo con imaginación por los recovecos del laberinto,
Julia introdujo las nuevas preguntas al crucigrama,
Fede unió las piezas del rompecabezas,
Juan Manuel adoptó la criatura y se tatuó su nombre en la piel ,
Josiana aportó los tubos de oxígeno cuando las fuerzas decaían,
Los empleados judiciales dignificaron la tarea.
Los estudiantes cuestionaron los incuestionable,
Sueños,
transformación, espíritu, coherencia, creatividad, solidaridad,
esperanza, inteligencia, humor, pensamiento, arte, imaginación,
construcción, preguntas,
Eso es Critica Penal.
El final es en donde partí.
Las
primeras reuniones de Critica Penal, hace casi dos años, juntaron a un
grupo de desconocidos alrededor de un sueño transformado en idea.
Abogados, periodistas, comunicadores, estudiantes de Derecho.
Entre
el humo de los cigarrillos y el alivio que traía la cerveza en un
verano caliente, escribíamos en papeles, dibujábamos en el aire,
imaginábamos en las miradas.
En
esas reuniones iniciáticas, colmadas de discusiones interminables, de
ansiedades desbordadas, se nos ocurrió empezar el camino entrevistando a
Raúl Zaffaroni.
Aquel viaje a BsAs nos transformó como grupo: dejamos de vernos como compañeros ocasionales para empezar a reconocernos como amigos incondicionales.
Cuando
volvíamos de esa experiencia intensa, rearmábamos el primer programa
por la ruta, las ventanillas bajas, el viento en nuestras caras y de
fondo La Renga, mientras todos repetíamos sus letras.
“No llores mas, dame la mano contame tu suerte
de esta manera quizá no sea la muerte
la que nos logre apagar el dolor”.
Critica Penal llega al final de su segundo ciclo.
El próximo jueves, las voces que aquí estuvieron no estarán.
Llegamos al final con las mismas preguntas y las mismas banderas.
Somos
los mismos que empezamos el camino aunque la ruta nos haya
transformado, aunque este viaje nos haya modificado definitivamente.
Las preguntas son las mismas del inicio.
¿Qué
es el castigo? ¿Quién define qué se castiga? ¿Quién elige a quién
castigar? ¿Por qué la cárcel? ¿Qué modelo policial pretendemos? ¿Cómo se
administra “justicia”?
“Cuantas palabras se disputan el poder y la gloria
Y cuantas vidas se pierden en el frio de un reino mortal!”
Las preguntas que nos obsesionan son las mismas del principio.
Aunque las rejas sean frías y los paredes hablen.
Aunque las balas sean mortales y sus destinatarios no valgan nada.
Aunque los velos que cubren la mirada se sujeten tan fuerte que impidan ver.
Aunque el planeta termine en un circulo y el final es en donde partí
Por una prisión sin muros, una policía sin gatillo y una justicia sin venda.
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