CRITICA PENAL


Bienvenid@s al primer programa de radio para pensar y discutir el sistema penal.

Producido por docentes universitarios, alumnos y periodistas, pretende ser un espacio abierto a la participación colectiva.

Todos los Jueves de 21 a 23hs, por FM 88.7 de la Azotea, Mar del Plata, Argentina
- www.radiodelaazotea.com.ar -

Escribinos a criticapenal@gmail


martes, 1 de junio de 2010

Editorial del Séptimo Programa: Política Criminal y Garantías Constitucionales




“El miedo puede con nosotros Alacrán

Porque quienes lo alimentan para someternos

Lo elevan

Lo disfrazan

Lo esparcen

Lo venden

Con él construyeron chozas-casas

Escuela, hospitales

La cárcel

El manicomio

El laberinto.”



¿Cómo se construye una política criminal cuando la principal variable es el MIEDO?

El miedo a una muerte violenta, el miedo a que lastimen a alguien que queremos, el miedo al desorden…

Vivimos en un mundo riesgoso, amenazador y lleno de imprevistos, cuando nosotros nos sentimos, todo el tiempo, minúsculos individuos en una sociedad que nos atemoriza.

Sin embargo, sólo algunos miedos son seleccionados para ser prevenidos. Esa selección tiene que ver con la cultura prevaleciente, la que a su vez depende de la organización social.

En definitiva, la elección de los riesgos y los miedos que serán abordados por el Estado tiene una innegable connotación política.

Esto quiere decir que también los miedos son utilizados con fines políticos, especialmente para consolidar la organización social existente y dominante.

Los riesgos y los miedos, no tienen nada de objetivo.

Cada sociedad, cada época, elige de que riesgos ocuparse, define a qué miedos enfrentar.

Las razones de la inseguridad difusa han sido halladas en el desarrollo mismo de la modernidad extrema: las transformaciones en el mercado de trabajo, las consecuencias de la flexibilidad, precariedad, inestabilidad, los procesos de globalización, las crisis económicas, la destrucción de los ahorros, el empobrecimiento de la clase media y el aumento del consumismo, contribuyen a la pérdida de seguridades alguna vez adquiridas.





La Política Criminal en la Argentina se ha construido entre la razón y el miedo.

El miedo es la desconfianza mutua. Como no se quién me podrá atacar, ataco preventivamente a otros. Pero no ataco a todos: sólo a aquellos que creo me pueden hacer mal.

¿Y quienes creo que pueden hacerme mal?

Los portadores del estereotipo. Es el viejo dicho norteamericano: “si un rubio corre, esta haciendo footing, pero si es negro, está escapando porque robó”

Si vivimos en un clima de incertidumbre difusa ¿cuál es la necesidad de que existan empresarios del miedo

El miedo es la matriz de los discursos demagogos de mano dura que descalifican las garantías individuales.

El miedo es el rasgo saliente de las cruzadas contra los modernos enemigos: la guerra contra la criminalidad.

El miedo es la propaganda que venden los periodistas inescrupulosos y retrógrados que entiende el delito en clave de rating.

El miedo es la materia prima de las prósperas industrias de seguridad privada.



La Argentina ha sido un país violento.

Lo fue durante las guerras civiles que se extendieron por seis décadas.

Lo fue cuando el fraude y los asaltos a las mesas electorales fueron el modo en que se decidía el futuro de la Nación.

La fue en la utilización del tormento, en la “invención” de la picana eléctrica.

Lo fue en la interrupción de los regímenes constitucionales por los golpes militares.

Lo fue cuando una banda terrorista tomó el poder en 1976, amparada y favorecida por la complicidad de la sociedad civil y el encubrimiento de los despachos oficiales.

Al recuperarse la democracia, en diciembre de 1983, comenzaron a tomarse medidas para resguardar las garantías constitucionales del derecho penal.

Sin embargo, la imposibilidad de transformar a las policías en prácticas democráticas y la insuficiencia de las reformas procesales orientadas a lograr sistemas judiciales tan eficaces como respetuosos de los derechos fundamentales, se constituyeron en deudas pendientes imposibles de disimular

Ahora bien: no se trata de decir lo que la gente quiere escuchar.

Cien mil o un millón de firmas no pueden neutralizar la necesidad de advertir sobre las falsas recetas.

Hay un lugar común al cual recurren siempre las tentaciones autoritarias, sustentadas en el miedo: la antinomia entre seguridad y garantías, entre eficiencia y garantismo.

Lo que ocultan estos Jinetes del Apocalipsis, es que nunca puede hablarse de eficacia en el control del delito, si el Estado persigue los delitos avasallando derechos fundamentales. Porque entonces, el Estado comete el peor de los delitos: la ilegalidad desde el Estado.

Un programa político criminal de base democrática debe minimizar la respuesta violenta de quién tiene el monopolio de la fuerza pública.

Identificar el derecho penal como única herramienta útil para atender los reclamos de seguridad, supone una concepción de la seguridad como derecho de unos pocos: la seguridad se convierte en un derecho, al que apela una ciudadanía aterrorizada y presa del pánico, que del derecho penal sólo toma lo penal y olvida el derecho.



Dice Eduardo Galeano:

"Caminar es un peligro y respirar es una hazaña en las grandes ciudades del reino del revés. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo. Unos no duermen por la necesidad de tener todas las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen. El mundo del revés nos entrena para ver al prójimo como una amenaza y no como una promesa. Nos reduce a la soledad y nos consuela con drogas químicas y con amigos cibernéticos. Estamos condenados a morirnos de hambre, a morirnos de miedo o a morirnos de aburrimiento… En su escuela, escuela del crimen, son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación…"

No hay comentarios:

Publicar un comentario