Ya se terminó, ya se va la gente, sabes lo que te voy a decir, que no hay que llorar, que son cosas que pasan y yo siempre reí por no llorar.
¿Por qué hicimos Critica Penal?
Los que hicimos este programa tenemos unas diez mil actividades semanales, que en semanas complejas se transforman en veinte mil.
Vivimos corriendo de un lado a otro, y mientras transitamos ese maratón con la lengua afuera y la camisa eyectada del pantalón, vamos pensando cómo justificarnos por llegar otra vez tarde a nuestras citas.
Comemos de parado porquerías en cajitas o ensaladas prefabricadas que no tenemos tiempo de condimentar, mientras hablamos por teléfono, anotamos una idea en un papel arrugado o registramos una nueva actividad en una agenda hecha pedazos.
No cobramos un peso por hacer este programa, que le resta tiempo al cronometro explosivo de nuestros días. Si Critica no existiera, disfrutaríamos de un pequeño oasis semanal en medio del terremoto donde caminamos. Pero preferimos el caos. Nos gustan los problemas. Nos enfrascamos en nuevas discusiones. Nos envolvemos en renovados desafíos.
Entonces, es inevitable que llegue el maldito mes de los balances y las estupideces navideñas para hacernos otra vez la pregunta esquiva: ¿por qué hicimos Critica Penal? ¿Que nos impulsó a este sinsentido colectivo?
¿Cómo explicar esta persistente rutina de tomar el autobús en la dirección contraria? De viajar en contramano por el solo hecho de desconfiar de quienes colocaron las flechas de tránsito.
La película de Critica Penal termina su tercer ciclo.
“Este film da una imagen exquisita, estos chicos son como bombas pequeñitas”
Hola. Sos mi compañera, también en Critica Penal. Te hago una pregunta. ¿Para qué hacemos esto?.
Me quedo mirando el techo. Pienso. Intento seleccionar las palabras adecuadas. ¿No hay multiple choice?
Ya se terminó, ya se va la gente, sabes lo que te voy a decir, que no hay que llorar, que son cosas que pasan y yo siempre reí por no llorar.
Solo te pido ensayar una respuesta. ¿Por qué hicimos Critica Penal?
Lo pienso mientras recibo un mail de Julia intentando organizar el ultimo programa. Nadina gestionará entrevistas. Andre ordenará el caos. La negra coordinará el aire. El laya googleará un autor ignoto. Fede estudiará un ultimo fallo. Juan Manuel pedirá temas musicales. Marcelo disparará reflexiones. Lucho mandará lo editado. Los estudiantes alegrarán el estudio. Mariano defenderá trabajadores. Llamará Viky. Escribirá Natalia. Saludaremos a Diego. Gimena aportará aire renovado. La hermandad de la azotea.
Yo me tapo la cara con las manos. Respiro hondo. Busco cafeína reactiva.
Necesito inspiración para escribir, una vez mas, el editorial de este programa que termina. Voy a denunciar en la Fiscalía en turno el Hurto de Ideas.
Corro de lugar las pilas de papeles. No hablo de ordenarlos. Solo de crear una ilusión óptica que disimule la contaminación visual.
Busco en la notebook documentos de la época previa al comienzo de Critica.
Aquel verano caliente de 2010.
¿Encontraré ahí una pista para saber por qué hacemos esto?
Releo viejas editoriales. Reviso archivos.
Leo: “Critica Penal es un programa sobre el dolor.” Sigo: “visibilizar las formas del castigo; decodificar la ideología detrás de las teorías; denunciar la violencia del sistema penal; reivindicar el diálogo como pensamiento critico”.
Pienso en este año. Flashes.
Gonza actuando El Justiciero en el estudio de la radio.
Julián leyendo el editorial de El Buho.
Alcira rompiéndonos la cabeza.
Saín atropellándonos con su verborragia .
Quique haciendo una etnografía de la policía.
Gargarella abriendo nuevos debates.
Ganón y su incorrección política.
Tedesco poniendo en escena el dramático teatro del juicio oral.
Marta defendiendo inmigrantes clandestinos .
Encarna, feminista idealista no punitivista.
Oriol Romaní desarmando el discurso sobre las drogas.
Caio y Natalia levantando las banderas de la Defensa Pública.
Pedro Fraile dibujando ciudades en el aire.
Baratta comunicando lo que los medios de comunicación incomunican.
Favarotto con la ingeniería del juicio por jurados.
Adler y su equipo caza genocidas.
César deslumbrando con su retórica.
El Tano Pandolfi contagiando compromiso.
Palacios, Montero, Gulminelli, Cecchi, valiosos investigadores locales, exponiendo sus sólidos trabajos.
El Gran Washington salvándonos a ultimo momento con la lectura de un editorial.
Es posible que esos grandes instantes radiales, junto con otros tantos compartidos entre empanadas y vinos, sean una parte clave de la respuesta a la pregunta. El invierno en la radio es menos frío entre amigos.
Entonces lo entiendo. Hicimos Critica Penal :
- porque nos indigna el discurso de los medios masivos de comunicación sobre la cuestión criminal. Los mismos medios que infunden temor al crimen y al mismo tiempo venden seguridad privada, publicitan puertas blindadas o participan de licitaciones públicas para encajarle al Estado cámaras de seguridad.
- porque nos molestan los políticos oportunistas que se montan en el dolor ajeno, impostando victimizaciones transitorias, armadas por asesores de imagen para encuestadoras de ocasión; proponiendo recetas mágicas que envenenan, desde el atril de arena del populismo punitivo.
- porque nos incomodan los cómodos funcionarios judiciales que permanecen ocultos en la trinchera de sus despachos, refugiados en chalecos antibalas que les permiten salir inmunes de cualquier riesgo, dejando que todo siga como está, que todo pasa, que para qué cambiar.
- porque no nos conforman los docentes universitarios que construyen una teoría de laboratorio aislada de la realidad social y política, incapaz de dar debates por fuera de la burbuja latinizada de sus aulas.
- porque cuestionamos el poder, especialmente el ejercicio del poder punitivo, siempre selectivo, siempre orientado hacia los más débiles, la epidemia de los vulnerables.
Asi somos los y las criticas penales: indignados, molestos, incomodos, inconformistas, cuestionadores.
Pero sobre todo, hicimos Critica Penal, porque aun seguimos teniendo intactas las preguntas que nos queman, porque aun seguimos buscando en el camino las respuestas que nos faltan.
Ya se terminó, ya se va la gente, sabes lo que te voy a decir, que no hay que llorar, que son cosas que pasan y yo siempre reí por no llorar.
Pero no hay mas memoria y no hay foto que quiera borrar.
Si la vida es una orgía lenta, lo mejor debe estar por llegar.
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