El
martes pasado, en la ciudad de La Plata, el Comité contra la Tortura de
la Comisión Provincial por la Memoria presentó el Informe Anual
2012, el
séptimo desde la conformación del Comité, que da cuenta de la persistencia
de un sistema de la crueldad en los lugares de detención de la
Provincia de Buenos Aires, y de la utilización del sistema penal y sus
agencias como herramienta de control social de los sectores excluidos
y pobres de nuestra Sociedad.
Amén
del enorme trabajo desarrollado por el Comité, uno de los objetivos que
pretende el Informe y las políticas desarrolladas por la Comisión
es construir
otro sentido común acerca de la seguridad, que se aleje del hoy
instalado y hegemónico "sentido común punitivista", y
sustente un paradigma
de seguridad democrático respetuoso de los Derechos y Garantías,
a la vez que eficaz en la prevención y persecución del delito.
En
este punto nos queremos detener. Crítica Penal parte de entender que para
lograr una prisión sin muros, una policía sin gatillo y una justicia
sin vendas no sólo es necesario modificar el Sistema Penitenciario,
las Fuerzas de Seguridad y el Poder Judicial: también es
necesario
construir consenso social en torno a estas propuestas, concientizando
acerca de los riesgos que la situación actual presenta, no
sólo para quienes son abordados por el Sistema Penal, sino también para
la Sociedad toda, que ve cómo se limitan sus Libertades en pos de la
Seguridad. Es decir, se necesita construir, como plantea la Comisión por
la Memoria, otro sentido común sobre el tema, lo cual da sentido de ser
a este programa.
Imaginemos
por un momento que la disputa entre este sentido común que proponemos,
(democrático y de seguridad en los derechos) y el sentido común
que propugna la demagogia punitiva es un partido de Fútbol.
En
la delantera del punitivismo, los Medios masivos de comunicación, jugando
su política de miedo, estigmatización y utilización del dolor de víctimas
de hechos delictivos. En el medio, organizando, los beneficiarios
de las relaciones entre las fuerzas de seguridad, las ilegalidades,
y la política, manteniendo el juego que les permite sus negocios.
En la defensa, una línea bien solida con la Policía, que si bien
se concentra en marcar (fuerte, y al límite del reglamento) a la juventud
joven y pobre, acompaña bien al Poder Judicial y al Ministerio
Público
Fiscal, que no saben o no pueden o no quieren dejar de tirarle centros
a los medios de comucación para que hagan sus goles de miedo.
Completa el Código Penal que está viejito, medio destartalado, pero que todavía juega, aunque está tan loco que le pega más al ladrón de gallinas mientras deja que el delincuente de cuello blanco se le escape. En el arco, los resabios de la Dictadura, los restos del no te metás, del por algo será, que si bien parece haberse dejado ganar, saca fuerzas de sus delanteros y sigue tratando de jugar.
Completa el Código Penal que está viejito, medio destartalado, pero que todavía juega, aunque está tan loco que le pega más al ladrón de gallinas mientras deja que el delincuente de cuello blanco se le escape. En el arco, los resabios de la Dictadura, los restos del no te metás, del por algo será, que si bien parece haberse dejado ganar, saca fuerzas de sus delanteros y sigue tratando de jugar.
Un
equipo bien formado, el de la demagogia punitiva.
Imaginemos
ahora cómo jugaríamos el partido nosotros, la propuesta de seguridad
democrática, de seguridad en los derechos. En
el arco, como última y primer linea, nuestra propuesta, el
imperativo ético
contra la tortura, la desaparición, la muerte y la violación de
los
derechos humanos, económicos, sociales y culturales. Abajo, firme defensa
con quienes eligen el derecho como herramienta de transformación,
quienes piensan y construyen con lo que hay en cancha diques
de contención para el avance del Estado Gendarme. Acompaña el
ordenamiento
jurídico que a lo largo de la historia, y producto de los goles
que nos hicieron y los contragolpes que hicimos, se fue construyendo
en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, Sociales
y Culturales. En el medio, organizando y tratando de armar
juego,
pero principalmente marcando la mediacancha gendarme, las distintas
instituciones de la Sociedad Civil que propugnan justicia, igualdad
y cambio social. En la delantera, la alegría, energía y solidez con
que juega la Juventud que se organiza y que construye, junto al poder
que nos dan nuestros medios y formas de comunicación, nuestras herramientas
en la Batalla de Ideas.
Está
más que interesante el partido, da ganas de salir a jugarlo. Porque
de eso se trata. De salir a jugar, a luchar por el cambio, cambio posible
porque se necesita, y que se necesita porque es posible.
De
dejar de negar lo indiscutible: en nuestro país la tortura es una práctica
sistemática e impune, las fuerzas de seguridad no previenen ni persiguen
el delito, sólo gobiernan la exclusión, la Justicia es una ciega
que sólo se encarga de no ver el delito de cuello blanco, el
crimen
organizado ni el funcionamiento del sistema de la crueldad.
Una
vez más, salimos a jugar. Porque en el camino a esa justicia desvendada,
a esa cárcel al aire libre y esa policía desarmada, tenemos que
lograr que la policía no apunte siempre a los mismos, y dispare menos;
que los muros no sigan siendo herramienta de tortura, y que la
Justicia
empiece a mirar, también, lo que hoy no ve.
A
la cancha. A construir otro sentido común. Empieza Crítica Penal
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