CRITICA PENAL


Bienvenid@s al primer programa de radio para pensar y discutir el sistema penal.

Producido por docentes universitarios, alumnos y periodistas, pretende ser un espacio abierto a la participación colectiva.

Todos los Jueves de 21 a 23hs, por FM 88.7 de la Azotea, Mar del Plata, Argentina
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jueves, 1 de septiembre de 2011

Editorial, "Delitos Informáticos"


Como todos los días, abrió su cuenta de correo electrónico y vio que su hija le había escrito, pidiéndole le enviase esa receta de cocina que tan bien le sale. Sin pensarlo dos veces, le respondió indicado cómo cocinar su plato favorito. Enorme fue su sorpresa cuando, a partir de ese correo enviado a su hija, la publicidad de Gmail empezó a ofrecerle constantemente Libros, materiales y cursos de Cocina. ¿Cómo se habían enterado?

El vencimiento de la cuenta de teléfono había pasado, y decidió abonar, como tantas otras veces, desde su Banca Virtual, a la cual había comenzado a acceder luego de varias idas y vueltas por temor a la seguridad. Sus ojos se sobresaltaron y un sudor frío recorrió su espalda al observar el saldo disponible: cero pesos. Alguien había vaciado su caja de ahorro sin tocar un solo billete, sin romper ninguna ventana, sin que se disparase alarma alguna. ¿Qué pasó? ¿Quién se robó mis ahorros? ¿Cómo pudo ocurrir?

Un día de abril de 2002, las plantas refinadoras de Petróleo en Venezuela dejaron de funcionar. Los sistemas informáticos utilizados para su control, fabricados por la empresa norteamericana Microsoft, fueron reconfigurados desde algún lugar lejano a la tierra bolivariana para dañar su capacidad operativa como parte del plan para deslegitimar, golpear y derrocar a un Presidente que no era del agrado de la Administración Estadounidense. Los daños económicos fueron millonarios. Los perjuicios al pueblo y el Estado Venezolano fueron incontables. Una guerra de nuevo tipo hizo su aparición en la escena pública mundial.

Con cientos de miles de personas en las calles, los teléfonos celulares y las redes sociales favorecieron la organización de las protestas en Egipto. La respuesta por parte del Gobierno amenazado fue inmediata y contundente: por primera vez desde que Internet se hizo accesible a la Sociedad Civil, un país fue aislado, cortada su conexión a Internet y desvinculado de la red de redes.

Todas las situaciones narradas, por su lesión a derechos individuales a la intimidad y el acceso a la información al conocimiento, por la afectación económica narrada y por la afectación a derechos supraindividuales; evidencian las problemáticas que para los ciudadanos de todo el mundo incorporó la vida en la “Sociedad de la Información”.

Lejos de los planteos que hablan de conceptos como “Teledemocracia”, “la Gran Plaza Pública” para definir positivamente las nuevas posibilidades que brinda la interconexión constante entre personas e instituciones de todo el mundo, el desarrollo de Internet y las telecomunicaciones, y las políticas que para su regulación propugnan los centros mundiales de Poder, asistimos, según Rafael Vidal Jiménez, a la constitución de mecanismos de poder omnisciente superadores del panóptico benthamiano. Porque en el panóptico del entorno teleinformático actúan, desde la dispersión, la elasticidad, y la multiplicidad de centros, la legión infinita de los “pequeños hermanos” desperdigados por el sinfín de nodos de la jerarquía diferencial de la Red6, lo cual permite el control multidireccional y multiperspectivo de todos los participantes, con independencia del grado de importancia relativa del que cada uno disfrute.

Ante este marco, ¿qué limites tienen el Estado y las grandes empresas transnacionales en el manejo del enorme caudal de información que cotidianamente de forma voluntaria los ciudadanos ingresan, y de forma involuntaria ellos “extraen” de los usuarios? ¿Cómo se protege el derecho a la información, entendiendo por tal la posibilidad de informar y ser informado, en el marco de esta Sociedad de la Información? A nadie escapa que el saber es Poder, y que el Poder es saber, y si los ciudadanos no tienen capacidad de controlar lo que de ellos se sabe por los Gobiernos y empresas, muchas de ellas de mayor poderío económico que muchos Estados, se minan las bases de la convivencia democrática, se consolida una Sociedad ya no disciplinar, sino de control permanente; lo cual resulta incompatible con el Estado de Derecho

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