CRITICA PENAL
Bienvenid@s al primer programa de radio para pensar y discutir el sistema penal.
Producido por docentes universitarios, alumnos y periodistas, pretende ser un espacio abierto a la participación colectiva.
Todos los Jueves de 21 a 23hs, por FM 88.7 de la Azotea, Mar del Plata, Argentina
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martes, 5 de octubre de 2010
Editorial Programa 21. Medios de Comunicación y Sistema Penal.
Un artículo del diario LA NACION, publicado en septiembre del año 2008, comienza diciendo:
Queda libre el 90% de los menores
No pasan ni un día completo presos; son los detenidos por haber cometido desde robos hasta homicidios.
En el texto, se vierten una serie de estadísticas, a la vez que se citan breves opiniones de funcionarios policiales, políticos y judiciales. Lo notable es que, además de dar por sentado que esos jóvenes son definitivamente culpables de los hechos que se les imputan, el artículo no explica en ningún momento las razones legales por las que se producen esas liberaciones.
Este es sólo un ejemplo. Uno de tantos, en los que los medios de comunicación responsabilizan a las leyes o a la Justicia, ya sea directa o indirectamente, por el fenómeno de la “inseguridad”. Y yendo un poco más allá: la propia palabra “inseguridad”, y el tratamiento que se les da en general a los hechos delictivos, forman parte de esa construcción mediática dedicada a fomentar el miedo como forma de vida.
Pero detengámonos un momento en lo que podríamos considerar como brazo ejecutor de esta maquinaria: el “periodismo policial”. Por empezar, y como su nombre lo indica, esta rama del periodismo toma como referencia fundamental a la Policía, lo que explica en buena medida su visión sesgada, tanto de los hechos como de sus causas. Pero además, existe una clara tendencia que viene ganando terreno incluso en medios considerados “no sensacionalistas”: la de contar estos casos de forma novelesca.
Una metodología que se ha adoptado es la de realizar informes de los denominados “pibes chorros”, término que produce el éxtasis de más de un abanderado de este tipo de periodismo.
Así sucedió con Kitu, acusado del crimen del ingeniero Barrenechea, ocurrido dos años atrás. Lo mismo con otros casos de gran trascendencia mediática, como “El Angel”, “Cara de camión”, “Piki” y “Los mellizos de Berisso”, entre otros.
No importa la precisión en los datos. No importan los análisis sociológicos o culturales. Ni siquiera importa demasiado lo que diga la ley. La prioridad es atrapar al lector, oyente o televidente con un relato impactante, lleno de estigmatizaciones y de rasgos cercanos a la discriminación y la xenofobia.
Esta es la realidad que nos plantean los medios, o al menos una gran cantidad de ellos. Acaso sea en respuesta a una sociedad que busca calmar su sed de venganza, antes que su necesidad de Justicia.
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