CRITICA PENAL


Bienvenid@s al primer programa de radio para pensar y discutir el sistema penal.

Producido por docentes universitarios, alumnos y periodistas, pretende ser un espacio abierto a la participación colectiva.

Todos los Jueves de 21 a 23hs, por FM 88.7 de la Azotea, Mar del Plata, Argentina
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martes, 7 de septiembre de 2010

Editorial Programa 17. Ministerio Público Fiscal.



"Este Inquisidor dijo que en el ducado de Lausanne, ciertas brujas habían cocido y comido a sus propios hijos. Las brujas se reunían, y por sus artes convocaban a un demonio en forma de hombre, a quien la novicia era obligada a jurar que renegaba de la religión cristiana, que jamás adoraría la Eucaristía, y a pisar la Cruz siempre que pudiese. hacerlo en secreto.
No hay enfermedad física, ni siquiera la lepra o la epilepsia, que no puedan ser causadas por brujas.
Cuando una mujer hunde una ramita en el agua y salpica el agua por el aire para hacer llover, como firmó un pacto con el demonio, gracias al cual puede hacer eso como bruja, aunque el demonio es quien provoca la lluvia, ella merece cargar con la culpa, porque es una infiel y efectúa la labor del demonio, y se entrega a sus servicios.
Cuando una bruja elabora una imagen de cera o alguna otra cosa por el estilo, para hechizar a alguien; o cuando una imagen de una persona aparece al verter plomo fundido en el agua, y se hace algún daño a la imagen, como perforarla o perjudicarla de alguna otra manera, cuando el hombre embrujado es herido de ese modo en su imaginación, ello se atribuye merecidamente a la bruja. Porque sin ella, Dios nunca permitiría que el demonio infligiese el daño, ni el diablo, por su propia cuenta. trataría de herir al hombre.
Hágase saber que todos aquellos a quienes por lo común se llama hechiceras, y también las diestras en el arte de la adivinación, que incurren en delito penado por la muerte. Es ilegal que se practique la adivinación; si así se hace, su recompensa, será la muerte por la espada del verdugo. También hombres que con encantamientos mágicos procuran quitar la vida a personas inocentes, que convierten las pasiones de las mujeres en toda clase de lujurias; estos criminales deben ser arrojados a los animales salvajes. Y la ley permite que cualquier testigo sea admitido como probatorio contra ellos. Y se permite el mismo procedimiento en una. acusación de herejía. Cuando se presenta tal acusación, cualquier testigo puede prestar testimonio, tal como si se tratara de un caso de lesa majestad. Porque la brujería es alta traición contra la Majestad de Dios. Y deben ser sometidos a tortura para hacerlos confesar. Cualquier persona, fuese cual fuere su rango o profesión, puede ser torturada ante una acusación de esa clase, y quien sea hallado culpable, aunque confiese su delito, será puesto en el potro, y sufrirá todos los otros tormentos dispuestos por la ley, a fin de que sea castigado en forma proporcional a sus ofensas".
No es justo discutir el Poder de las Llaves otorgado al Jefe de la Iglesia como Vicario de Cristo, ya que se sabe que, para uso de la iglesia, Cristo concedió a ésta y a Su Vicarío tanto poder como le es posible a Dios conceder a un simple hombre.”

El texto que precede corresponde a un tramo del Malleus Maleficarum - El Martillo de las Brujas, escrito en 1486 por dos inquisidores dominicos, Heinrich Kramer y Jacob Sprenger. El libro no solo remarcaba la realidad de la existencia de las brujas y regulaba su persecución sino que afirmaba que no creer en brujas era un delito equivalente a la herejía.

Más de quinientos años después, el poder punitivo sigue discriminando a seres humanos, asignándole un trato que no corresponde a la condición de personas.
Son aquellos que se acusa como enemigos de la sociedad.
Acusar al inmigrante, por ser extraño a nuestra cultura.
Acusar al desocupado, por tener tiempo libre para “merodear”.
Acusar a la prostituta, por diseminar el pecado mortal.
Acusar a quién utiliza drogas, por carecer de templanza y equilibrio.
Acusar al joven, por ser la fuente de todos los peligros.
Acusar al manifestante, por visibilizar la injusticia social.
Acusar al disidente, por poner en riesgo al poder.
Acusar al negro, porque el racismo produce amnesia.
Acusar al pobre, por que puede querer lo que tengo.
Acusar al diferente, por miedo. El principal combustible del sistema penal, es el miedo.

Viendo a quién acusamos, entendemos que la justicia es como las serpientes: sólo muerde a los descalzos.

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