Hace unos meses, un grupo de abogados y periodistas empezamos a imaginar a Crítica Penal como un programa de radio. Éramos desconocidos reunidos en torno a una misma idea: desnudar al sistema penal con sus virtudes y miserias, con sus carencias y ambigüedades, pero no solo para abogados y periodistas, sino para todos porque creemos que cada día en mayor o menor medida, la sociedad entera se enfrenta a él.
Elegimos al sistema penal como objeto de análisis para entender cómo se ejerce el poder. Un principio básico del control social es que los que tienen mucho y los que no tienen nada son los dos extremos más difíciles de gobernar, porque los que tienen mucho también tienen mucho poder y los otros, al no tener nada, no tienen nada que perder. Entonces, proponemos revisar cómo se ejerce el control de las denominadas clases peligrosas.
Intentaremos revisar el conjunto de respuestas sociales al delito porque éste y los discursos al respecto atraviesan nuestra vida cotidiana. Propondremos comparar nuestras experiencias y respuestas con las adoptadas por otros países. Intentaremos establecer cómo culturas similares han transformado la experiencia del delito, la inseguridad y el orden social a lo largo de la historia.
La imposición de un castigo dentro del marco de la ley significa causar dolor, dolor deliberado. Este programa trata sobre el dolor. El dolor que causan algunos seres humanos a otros. Se examinará lo que es el dolor, para visibilizar las formas legales del castigo.
También nos interesamos en el sistema penal para estudiar como funciona la cárcel.
Después de la muerte, el encarcelamiento es el ejercicio de poder mas severo que el Estado tiene a su disposición. A excepción de la pena de muerte y la tortura física, nada es tan extremo en cuanto a restricciones, degradación y despliegue de poder como la cárcel. Proponemos ingresar a nuestras cárceles, las cárceles de Latinoamérica que alguna vez Zaffaroni denominó “una pena de muerte por azar”.
Instamos a reflexionar sobre el funcionamiento del aparato policial; la ideología de quiénes administran justicia; el sistema penal y las mujeres; las prácticas institucionales en los jóvenes; los discursos de la seguridad y las garantías; los abusos de poder y la tortura; la pena de muerte; los juicios por jurados y la prueba ilícita.
Proponer una perspectiva crítica sobre el sistema penal busca evitar la descripción abstracta de una ley o una teoría, para establecer una forma de pensamiento y acción, que vincule al hombre concreto y el conflicto violento que lo introduce en la esfera penal y sus relaciones con el mundo en que se desarrolla.
Reivindicamos el diálogo, que implica el pensar crítico, como perspectiva docente. Sin diálogo, no hay comunicación y sin ésta no hay verdadera educación.
El programa es una búsqueda constante: la búsqueda de las raíces de los dispositivos actuales de control del delito; búsqueda de las razones de la violencia entre pares y de la respuesta a esa violencia, aún con mas violencia, por parte del Estado; la búsqueda de los límites, que con sangre y dolor, han construido escudos protectores al ejercicio de poder del Estado, límites hoy decodificados en clave de “garantías”.
El momento de esta búsqueda es lo que instaura el diálogo de la educación como práctica de la libertad. Un diálogo auténtico que evite la manipulación paternalista y confíe en la capacidad del hombre para crear y recrear. Pensamiento crítico como un mecanismo para la transformación de la realidad, para la humanización del sistema penal.
En definitiva un viaje por nuestros miedos y prejuicios, nuestras mentiras y verdades, nuestros sueños e ilusiones….un recorrido por nuestra propia identidad individual y comunitaria.
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